sábado, 22 de mayo de 2010

El día en que me hice un incunable


Rapidito y sin anestesia: en nuestra más temprana adolescencia, unas amigas y yo nos hicimos del fans club de Zas.
Descubrimos a Miguel Mateos abrojándonos a las hermanas mayores. Yo no tenía, pero iba en carácter de amiga y testigo de actos non sanctos que nos servían como material de extorsión, onda "si no nos llevás yo le cuento a papi que vos fumás". Ahí yo colaboraba mirando fijo y asintiendo con la cabeza mientras fruncía un poco los labios como desaprobando semejante transgresión, y si la cosa se complicaba reforzaba amenazando a la víctima: "bueno, entonces cuando tu papá aparezca y me vea con el pucho en la mano le voy a decir la verdad, que el cigarrillo es tuyo y que cuando lo escuchás bajar la escalera me lo das para que parezca que la que fuma soy yo". La estrategia funcionaba de maravillas, porque gracias a ella conseguíamos ir a bailar a los 14 años - maquilladas como puertas e instruidas con "vos decí que tenés 17"- a recitales increíbles de grupos grossos de los 80s y a varios lugares a los que no podríamos haber accedido jamás. Así fue como caímos en un show en Obras, mucho, pero mucho antes del boom del Luna Park. No teníamos ni la menor idea de lo que estábamos por ver. A mí me habían dicho "recital" y ni lo pensé. Nos tomamos el 15 y allá estábamos.
De más está decir que flashée. Ahora, a más de veinticinco años del hecho creo que flashée porque fue el primer show que vi en mi vida, si me hubiesen llevado a ver, no sé, Sueter, habría enloquecido también. Cuestión que además de Zas, nos encantaba el tipo (Miguel Mateos). Cosa rara, porque el sexo a esa edad para mí era una incógnita total pero, al mismo tiempo, tampoco me despertaba ninguna curiosidad. Así y todo, y desconociendo la existencia de un delito llamado corrupción de menores, creo que de tenerlo enfrente le habría dejado que me hiciera cualquier cosa.
Con mis amigas nos sorteábamos a los integrantes del grupo, y estábamos tan mal que hasta los llamábamos por teléfono. Los pobres pibes tenían cero fama y figuraban en guía, entonces te atendían normalmente, levantaban el tubo y decían "hola" como cualquier cristiano (así también hemos llamado a Fito Paéz cuando vivía con Fabi Cantilo en una casa en Belgrano R. Por supuesto que cuando atendía ella le cortábamos, como si fuéramos ex novias celosas). En nuestro afán por acercarnos a esos ídolos inalcanzables no sé como cuernos dimos un día con su club de fans. Se ve que ya en esa época era una grasada ponerse Club de Fans entonces se bautizaron CAZ (Club Amigos de Zas).
Acá es donde se me mezclan los recuerdos, o la memoria se me vuelve selectiva (si puede llamarse selectivo a poder blanquear semejante anécdota). Me acuerdo que había reuniones, que la presidenta se llamaba Paola y nos despertaba una terrible envidia saber que tenía contacto directo con los mismísimos integrantes de Zas. Que un día trajeron a un ladri que decía ser el representante del grupo y nos contó que estaba en gestiones para que tocaran en el Colón (no te dio vergüenza semejante mentira? y más sabiendo que todos te creímos?). Y que un día llegó el día más soñado: un sábado enterito, asado de por medio, con Miguel Mateos y todas su troupe. Había que ir hasta Villa Pueyrredón, que desde nuestras casas era más o menos una vida. Mi papá nos llevó a la estación de Ballester y nos tomamos el tren, no sé quien carajo nos esperaba no sé donde y nos hizo de salvoconducto para entrar (creo que era un club). Y ahí estaban, al alcance de nuestras manos, los ídolos de nuestra adolescencia. La gran decepción fue saber que Mateos que no iba a venir, y que en su representación nos mandó al hermano (que tocaba la batería).
Si me preguntan que hicimos todo el día....no me acuerdo. Sé que en un momento sortearon el single de Perdiendo el Control, en inglés y en castellano (para escuchar uno de los lados había que poner la púa al revés, como los discos endemoniados) y quién se lo ganó? MAMITA. Y lo hice autografiar por todos los presentes, y así, en el mismo tren en el que habíamos llegado, nos volvimos las cuatro con el disco abajo el brazo. Nunca más volvimos a pisar el CAZ.

Y buscando info para ilustrar el post, googleando vi que la revistita que pegué más arriba está publicada en Mercado Libre a sesenta pesos. Cuánto costará mi reliquia?

jueves, 20 de mayo de 2010

Los hijos y el egoísmo

Etapas evolutivas del ser humano le dicen. Y si hablamos de niños, sobre todo si tienen 3 años, parece que es lógico que el resto de la humanidad les chupe un huevo: los psicólogos dicen que están en la "etapa del egocentrismo" (o algo así). Pero la cuestión es que, siendo padre o madre, llega un día de esos en que estás bien pero bien inflado -suele pasar de noche cuando necesitás que el día se termine y ellos no se dan por enterados. Entonces empezás a enumerar la cantidad de cosas que hiciste por ese pequeño tirano y las comparás con lo que él hizo para que tu tarea de maternar fuera aunque sea un poquito más fácil....y descubrís que el tipo no hizo nada. Primero te da bronca. Entonces le empezás a recriminar un montón de cosas, por lo general de mal modo e incluyendo expresiones tipo "puede ser que siempre te portes como el orto?" y frases así...hasta que te da culpa. Porque el chico no tiene por qué hacerse cargo de eso. Y te sentís una basura porque se te salió la cadena, y no sabés como remarla para que levantar la situación. Pero saben qué? es al pedo. Porque ellos no tienen culpa. Simplemente no les entran balas. No desarrollan empatía.
La semana pasada mi hijo se enfermó, un martes, 24 horas antes de que yo rindiera 4 exámenes de una carrera nueva que acabo de empezar. Lo retiré del jardín y me dediqué a mi principal resposabilidad: cuidarlo. A la noche la cosa fue empeorando, salimos de raje a la guardia y le dieron el alta recién a las 2 de la mañana, entonces fuimos a casa, me acosté y a las 4 horas me levanté. Por suerte al otro día, a la tarde, empezó a mejorar a pasos agigantados y para las 3 de la tarde ya era el mismo rompebolas de siempre. Por ende, no pude acostarme a recuperar por lo menos una o dos de las horas de sueño que perdí la noche anterior. En realidad miento, me acosté, lo acosté al lado mío y le prendí la tele, pero lo único que pude hacer fue escuchar el "cambiá mamá que Chica Supersabia es de nena" "uy mirá Sportacus como salta" "no escucho!! poné mas volumen!" "terminó, viste? por qué las herramientas de Manny hablan?" . Al día siguiente no fue al jardín, pero igual me levanté a la hora que él quiso, o sea al alba. No fui a mi clase de gimnasia para quedarme con él. Lo llevé a WalMart y accedí a comprar una remera de Rayo Mc Queen tres talles mas grande porque "me gusta esa mamá, esa, la otra no, me queda linda, ves?", tres jugos de distintos sabores porque no sabía con qué color quedarse, dos yogures de Ben 10 y unos fideos de dinosaurios que al final me terminé comiendo yo. Lo dejé que no durmiera la siesta, me fumé Cars, Super Espia Internacional, Agente Oso y Mecanimales sin chistar. Le hice la torta para sortear en su family day, lo llevé a la plaza, volvió todo mugriento y se baño cuando quiso. Lo dejé comer galletitas de chocolate a pesar de que solo 48 horas antes había vomitado de tal manera que casi se deshidrata.
A cambio de esto solamente le pedí tres cosas: que se quedara UN POCO quieto, que hiciera UN POCO de caso, y que se callara UN POCO. Pero un poco nada más, porque es lógico que siendo un chico no quieras parar en todo el día. Era mucho pedir? Se ve que sí, porque no se inmutó el muchacho: mientras yo me trataba de parar la sangre que me salía del dedo (me lo agarré con una puerta de chapa) él venía con la afeitadora del padre diciendo "tengo barba, mirá, me voy a afeitar" y se la pasaba por la cara. Mientras yo pelaba manzanas para la torta de mierda esa él apilaba sillas para subirse encima y alcanzar "eso, ese dibujo, ves?". Mientras yo hablaba por teléfono él se acostaba en un cantero lleno de barro. Mientras yo pasaba las compras del super por la registradora él se subía a los caños que dividen la línea de cajas y se tiraba de cabeza al chango. Mientras se bañaba y cantaba volcaba el segundo frasco de shampoo por la rejilla para ver "cuánta espuma ves, un montón de espuma hace mamá" Ahí me pudrí y le dije "bueno, me debés quince pesos, ahora voy a ir a tu alcancía y te los voy a sacar porque con eso voy a comprar dos shampoos" (tanto recorrer carrefoures por la oferta de lleva 2 / 70% descuento en la 2° unidad para esto man) y "ya hoy me tenés repodrida, me rompiste las pelotas todo el día, no puede ser, te portaste para la remierda" y demás improperios que no se dicen, especialmente si incluyen lenguaje inapropiado que es preferible que el niño no repita. Y ya no me sentí más culpable. Porque son así. Son jodidos los locos. Saben por qué? porque estos pendejos que hoy te hacen sentir una basura humana porque osaste retarlos son los que dentro de 30 años te internan en un geriátrico. O te liquidan la sucesión rápido para hacer guita tu casa ni bien te dejan en la Chacarita.
Así que ya saben. Después no vengan con que yo no se los dije.

lunes, 10 de mayo de 2010

Autobombo


Uno de mis humildes escritos (uno por el que no daba ni dos mangos encima) fue publicado en la Oblogo nro 34.
Qué tul?
Y estoy en la tapa y todo.
 

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