miércoles, 29 de septiembre de 2010

Googleando googleando me vengo a enterar que lo que tengo parece que es la crisis de los cuarenta.
Con semejante golpe bajo al ego no sé como voy a seguir. Sépanlo.

martes, 21 de septiembre de 2010

Anti consejos de belleza de igual a igual

Si la suerte te castigó con un vello facial digno de un travesti recién levantado y de repente te sobran unos morlacos para invertirlos en depilación laser, be aware de que los primeros días la piel va a quedar con alto chamusque. Además hay que dejar pasar un mes entre sesión y sesión y, si bien los pelos se te van a caer, siempre hay muchos que quedan y no deberás arrancarlos. Ergo, olvidate de la cera antes de tiempo: te afeitarás como si fueras tu marido.
Cuando te lavan el pelo en la peluquería usan el shampoo más ordinario del planeta. El secreto por el cual queda lindo radica en el brushing: el calor y la estirada que le pega el peinador te lo deja lisito como para publicidad de Pantene.
El esmalte que seca en 50 segundos, ese que solemos usar las que detestamos pintarnos las uñas, dura puesto a lo sumo dos días. Enseguida se empiezan a saltar los bordes. Pero nosotras, las cómodas, las que siempre tenemos ganas de pishar ni bien nos aplicamos la última capa y pertenecemos a la estirpe de las que nos suena el teléfono apenas terminamos de pintarnos, siempre tendremos el recurso de darle una pasadita por encima del esmalte viejo pensando que queda bien.
Una vez que se te cayó el culo no hay electrodo que valga. La endermologie es una porquería. A la histórica clase de Gimnasia Modeladora no hay con qué darle en cuanto a resultados.
La que es flaca es porque no come. Y no se discute.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Tres días son tres días. Porque tu personalidad se desdobla, de repente no estás en jogging en tu casa porque te subiste a un avión para tener un flashback de tu vida corporativa y, por primera vez en muchos meses, no llevaste zapatillas. Ni un miserable par. Allá lo lamentaste, no nos vamos a engañar: justo el día que terminaste temprano re daba para ir un ratito al gimnasio del hotel. Pero bueno, volviendo al tema, la llama está intacta, seguís estando entrenada para llegar, en punto y de punta en blanco, a las 8:30 al lobby de un hotel, los zapatos no te duelen y le podés pegar derecho hasta la fiesta de la noche sin que se te note el cansancio. Tampoco se te fue el gustito por dormir sola, qué tanto...ese nunca lo vas a perder. Ni en tus mejores épocas de recién casada le hiciste asco a la cama King para vos sola, ni a la exclusividad del baño ni a la supremacía sobre el control remoto. Ni que hablar de la falta de ronquidos nocturnos, o a saber que nadie va a gritar "mamá" de madrugada por un tiempo. Tampoco perdiste la adrenalina que sentías al poner la tarjeta en la puerta para descubrir como será la habitación donde pasarás tus próximas noches. Igual se duerme raro porque hay ruidos nuevos a los que hay que acostumbrar el oído. Pero quién te quita lo bailado...tres días sin juntar ni una toalla del piso, sin lavar los platos, sin discutir con nadie, sin levantarte 6:30, sin cocinar, sin hacer las camas, sin pelear con ningún niño. Y sin usar zapatillas.

 

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