jueves, 29 de julio de 2010

Cuando nuestros mundos colapsan

Hoy salí comiendo una banana por la calle, por mi barrio. Y se preguntarán que hay de especial en un acto tan sencillo. Nada, pero me hizo pensar en (por paradójico que parezca) cuánto más libre se puede ser viviendo en un lugar como este. Porque a los que piensan que en los countries las minas somos una manga de mojigatas les cuento: si hubiese hecho esto en mi casa de antes lo mínimo que me habrían gritado desde arriba un mionca es:
Por qué no te comés essstaaa!

Así que ya saben. Acá adentro somos todas unas transgresoras de la puta madre que los parió.

viernes, 23 de julio de 2010

Llamado a la solidaridad

Me da como vergüenza pedir esto, pero sabrán que hace un par de meses me publicaron en Oblogo. Resulta que está el premio Oblogo Hipotecario, y mataría que los que hace tiempo me vienen leyendo me voten. Y los nuevos también, que tanto. Además el premio es un dinero que me viene más que bien, vieron que hace un año y medio los ingresos de esta casa mermaron (gracias a eso tengo nuevo material para publicar en este blog, mis aventuras como ama de casa, así que no sean ingratos che) y además parece que acaba de cagar fuego -salvando el contrasentido- la calefacción de mi casa, afuera hay 3.5°, los braseros me dan miedo...en fin, voten loco.
Sepan que los quiero, que les agradezco el apoyo de tanto tiempo para que al fin pueda despuntar el vicio reprimido de la escritura y el haberme dicho tantas cosas (buenas y malas también) que me dieron confianza para seguir. Pido perdón por la falta de ideas y la baja frecuencia de posteos, pero sepan también que ya pasará.
Abrazos mil. Eu.

Premio Oblogo Hipotecario

miércoles, 7 de julio de 2010

Reflexiones incorrectas sobre la maternidad, la femineidad y el matrimonio.

Nota: No tienen sustento científico. Están basadas en la mera observación, experiencias propias y estudios de campo poco relevantes.

A veces hay momentos o días en los cuales mirás a tus hijos y -no importa lo deseados, buscados y añorados que hayan sido- pensás: por qué hice esto? Si yo estaba tan bien cuando no lo tenía...

Los bebes que toman la teta son excesivamente demandantes. No duermen los suficiente, lloran por demás y no quieren estar con otras personas que no sea la madre. Pero la mayoría de las mujeres amamanta porque (además de engordar al bebé) les infla el ego. Si no fuera por la herida narcisista que provoca dejar la lactancia exclusiva sin otro motivo que la propia comodidad sus mamás dejarían un stock de Sancor BB, un par de mamaderas y se borrarían de la casa una tarde entera. Sin embargo, hay algunas mujeres que ven esto con claridad, lo superan y lo hacen sin culpas.

A pesar de nuestras ganas de regalarlos, a las mujeres se nos estruja el corazón de solo pensar qué pasaría si nuestros hijos desaparecieran de nuestro universo. Sin embargo, esto no aplica al marido, el cual en nuestras fantasías más privadas inventamos que se esfuma para imaginarnos a nosotras mismas viviendo de lo más felices una (idealizada) vida de solteras.

La casa, sus límites y su cotidianeidad es nuestra. Y de aquellas personas que comparten con nosotras más del 50% del día (es decir, de las 14 horas que estamos despiertas nos acompañan un mínimo de 7). Los que no entran en esta categoría ocupan lugar.

Que la mujer de country coge mucho con el piletero, el jardinero, el personal trainer y el profesor de tenis es un triste y misógino mito urbano. A ninguna fémina sin ingresos propios se le ocurriría arriesgar el standard de vida encamándose con un pelagatos. Las que son conscientes de este riesgo se dedican a sí mismas y a mantener el físico y la belleza porque si al marido le pinta engancharse una pendeja se pegan un tiro ahí abajo.

Todas las mujeres añoramos no trabajar. Si lo hacemos es (descontando la necesidad económica, por supuesto) para no aguantarnos la mirada y la crítica de los otros que te creen una pobre boluda ama de casa. En determinado punto de la vida la realización personal que te da una carrera profesional te la pasás por sabés dónde.
 

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