Nota: No tienen sustento científico. Están basadas en la mera observación, experiencias propias y estudios de campo poco relevantes.
A veces hay momentos o días en los cuales mirás a tus hijos y -no importa lo deseados, buscados y añorados que hayan sido- pensás: por qué hice esto? Si yo estaba tan bien cuando no lo tenía...
Los bebes que toman la teta son excesivamente demandantes. No duermen los suficiente, lloran por demás y no quieren estar con otras personas que no sea la madre. Pero la mayoría de las mujeres amamanta porque (además de engordar al bebé) les infla el ego. Si no fuera por la herida narcisista que provoca dejar la lactancia exclusiva sin otro motivo que la propia comodidad sus mamás dejarían un stock de Sancor BB, un par de mamaderas y se borrarían de la casa una tarde entera. Sin embargo, hay algunas mujeres que ven esto con claridad, lo superan y lo hacen sin culpas.
A pesar de nuestras ganas de regalarlos, a las mujeres se nos estruja el corazón de solo pensar qué pasaría si nuestros hijos desaparecieran de nuestro universo. Sin embargo, esto no aplica al marido, el cual en nuestras fantasías más privadas inventamos que se esfuma para imaginarnos a nosotras mismas viviendo de lo más felices una (idealizada) vida de solteras.
La casa, sus límites y su cotidianeidad es nuestra. Y de aquellas personas que comparten con nosotras más del 50% del día (es decir, de las 14 horas que estamos despiertas nos acompañan un mínimo de 7). Los que no entran en esta categoría ocupan lugar.
Que la mujer de country coge mucho con el piletero, el jardinero, el personal trainer y el profesor de tenis es un triste y misógino mito urbano. A ninguna fémina sin ingresos propios se le ocurriría arriesgar el standard de vida encamándose con un pelagatos. Las que son conscientes de este riesgo se dedican a sí mismas y a mantener el físico y la belleza porque si al marido le pinta engancharse una pendeja se pegan un tiro ahí abajo.
Todas las mujeres añoramos no trabajar. Si lo hacemos es (descontando la necesidad económica, por supuesto) para no aguantarnos la mirada y la crítica de los otros que te creen una pobre boluda ama de casa. En determinado punto de la vida la realización personal que te da una carrera profesional te la pasás por sabés dónde.